lunes, 21 de noviembre de 2011

El picudo rojo en Fernán Níñez

picudo rojo ( Rhynchophorus ferrugineus )

 Galería fotográfica en nuestro centro:



Fuente gráfica: Sociedad Española de Entomología Aplicada

El Picudo rojo es la plaga más preocupante actualmente en las palmeras de España.


Originario de las áreas tropicales del Sudeste Asiático y Polinesia, este curculiónido está aumentando su área de distribución, habiendo colonizado la península Arábiga y detectado en Almuñécar (Granada) en 1994, donde miles de palmeras están sucumbiendo desde entonces al ataque de este insecto.
Huéspedes: Se ha visto en España en: Palmera datilera (Phoenix dactylifera), Palmera canaria (Phoenix canariensis), principalmente en pies machos de esta palmera.

No se detecta, al menos hasta finales de los 90 por los datos que disponemos en este informe, en el resto de palmera habituales. Sí en otras como el Cocotero (Cocos nucifera) y la Palmera de Guinea (Elais guineensis).

Biología: Es un gorgojo de la familia de los Curculiónidos, muy vistoso, con rostro alargado y curvado, de 2 a 5 cm de largo y 1,2 de ancho, de color marrón oxidado.
Las larvas no tienen patas y son de color amarillo marfil con la cabeza rojiza (5 centímetros en su máximo crecimiento) provista de poderosas mandíbulas.
Las hembras hacen las puesta en la corona de las palmeras. De los huevos salen las larvas, las cuales viven de 2 a 4 meses y pupa en un capullo realizado con fibras entrelazadas. Los adultos salen de ahí y siguen alimentándose del interior de la palmera.

Síntomas: La larva penetra por el capitel directamente al tronco, labrando galerías de hasta más de 1 metro de longitud.
Las galerías parten de la corona y se ramifican en el interior del tronco.  Las hojas centrales amarillean y se marchitan, de forma que en pocas semanas, la práctica totalidad de la corona se ve afectada originando la muerte de la palmera.  Si las galerías dañan la yema apical, la palmera muere.
Los síntomas se manifiestan con retorcimientos de las hojas más externas sobre el nervio central que adquieren un color pajizo o se caen.
Los daños causados por las larvas son visibles muy tarde, y cuando los primeros síntomas de infestación aparecen, son tan graves que resultan generalmente en la muerte de la palmera.

Control:  Realizar seguimientos de vuelo de adultos y confirmar su presencia mediante trampas cebadas con atrayentes sintéticos (feromonas de agregación y sinérgicos vegetales o cairomonas).
Las palmeras muy afectadas o muertas deben arrancarse y quemarse para evitar la salida de adultos y su dispersión.
El método ensayado más eficaz ha sido las inyecciones de tronco. Es más eficaz si se complementa con tratamientos insecticidas en pulverización foliar sobre la corona de la palmera.
Parece ser que el control biológico es el más efectivo contra la plaga. Se están utilizando productos como el 4-metil, 5-nonanol y el etil 4-metil lactonato, que funcionan como hormonas de agregación.
Realizar riegos muy abundantes en junio y julio.
Aplicar dosis dobles nutricionales para potenciar la subida de savia.
En la prevención resulta esencial la exigencia del pasaporte fitosanitario a las palmeras de importación; así como la inspección de las palmeras procedentes de países no pertenecientes a la Unión Europea y su sometimiento a medidas de cuarentena previas a su introducción.
La causa de la rápida progresión de esta plaga debe imputarse al transporte de palmeras jóvenes o adultas e hijuelos de áreas contaminadas a áreas sanas.
Por ejemplo, todo indica que los primeros picudos fueron introducidos en España con palmeras adultas importadas de Egipto. 

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